El Betis sigue mal. Muy mal. Es fiel reflejo en el campo de lo que sucede dentro como institución. No existe patrón de juego y los que juegan no saben a lo que juegan. Ayer con el Getafe falló el planteamiento táctico. Es indudable. Pero si no hubiera fallado; ¿tenemos calidad para algo más?. La respuesta es no. El equipo se le ha venido abajo de manera alarmante al entrenador. La primera parte de ayer ha sido lo peor que le he visto al Betis en los últimos años. Un cúmulo de errores y despropósitos, inusual de un equipo de la primera división española. ¿Qué habrán hecho los pobres aficionados allí presentes para soportar lo que sus jugadores le daban?. De poca vergüenza y falta de casta cabría calificar a muchos de esos jugadores. Es inadmisible que disponiéndose Abondansieri a poner el balón en juego, dos jugadores getafeños del flanco izquierdo estuvieran solos como la una. Y de mientras los dos del Betis que tenían que marcarlos, además de darles siete metros, los dos estaban en el limbo. Ni estaban ni se les esperaba. Uno de ellos Melli. La consecuencia no podía ser de otra forma. Se metieron hasta la cocina. 0-1 y a otra cosa mariposa, que estoy está listo para sentencia. Y es que el Betis, hoy por hoy, no le mete un gol ni al arco iris.