Don Pepe Mel hizo esta semana de Gabriel García Márquez, y los aficionados Béticos, como habitantes del mismo pueblo cercano a Cartagena (Colombia) sabían todos del trágico final que esperaba al partido Betis - Granada. Todos eran conocedores de la pifia que se esperaba. Es Ley de Vida. Así lo marca la historia desde tiempo inmemorial.
Todos lo sabían. Todos menos los jugadores, los que realmente podían cambiar el rumbo de la historia, y que al final sucumbieron como otros tantos.
Indignación es la mejor palabra que define mi estado de ánimo. Indignado con un equipo incapaz de ganar y manejar un partido al penúltimo de la liga española. Incapaz de jugar con el ansia del equipo de Anquela. Incapaz fue de dominar a un equipo tan necesitado como el Granada.
No comprendo como una vez más los jugadores del Betis se dejan dominar desde el minuto uno de encuentro, cuando la regla primera de estos partidos dice que desde el primer minuto, hay que ahogar al rival para que no se te suba a las barbas. Lo dice la regla primera del diccionario del fútbol, el mismo que desconoce muchos de los jugadores del Betis que se les presupone que son profesionales y que deben saberlo.
¿Comprenden mi indignación?
Por que ahora vienen curvas, y el equipo se vuelve a meter una autopresión innecesaria si hubieran hecho lo que tenía que haber hecho, sacarle los tres puntos al Granada.
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