Ya hace unos meses que terminé de leer Un Vikingo en Al-Ándalus, pero es ahora cuando os subo una breve sinopsis del mismo...
El libro narra la historia de Ivar y Claudia. Él Vikingo y Ella romana. El relato comienza en sus primeros capítulos con los orígenes familiares y costumbres de los pueblos al que pertenecían.
Ivar es un joven piloto de un barco Drakar vikingo de Dinamarca, de padre Vikingo y de madre Romana de la península ibérica. Su hermanastro Gurond le profesa un odio atroz y exacerbado y sin motivos que también tendrá su influencia en la historia.
Claudia es una joven adolescente de Al-Ándalus de origen romano. Huérfana de madre es el padre el que se encarga de su educación como si fuera un chico, de ahí su gran afición a la empresa familiar; la crianza de los caballos.
Muy distantes los dos, en la invasión de Sevilla por los Vikingos del norte de Europa allá en el año 844, las vidas de Ivar y Claudia se encuentran y ambos se enamoran. Dos meses más tardes el ejército de Abderramán II reconquista la ciudad de Sevilla. Los Vikingos, ante una muerte segura por el zaqueo realizado, pactan una salida honrosa que les garantiza la integración en la sociedad musulmana Y curiosamente lo hicieron haciendo conocer sus famosos quesos ost.
Llegado a este punto la trama entra en una espiral de acontecimientos que se suceden sin descanso y que mantienen en vilo al lector hasta su final.
El libro está ambientado en la invasión de Al-Ándalus por los Vikingos, arrasando algunas ciudades como Sevilla o Coria del Río. El relato está muy documentado y en la trama que narra el autor, encuadra perfectamente la historia real de lo ocurrido en Sevilla a finales del siglo IX.
Me gustan los libros con los que aprendo algo. En este he llegado a acercarme a la mitología y a la forma de vida de los vikingos, conociendo más de ellos, de sus barcos y formas de guerrear.
He de hacer notar al lector que este libro no alcanza a detallar el ambiente de la Sevilla del momento tanto como en mi anterior libro leído, La Leyenda de Ladrón, pero por el contrario narra la historia de la invasión vikinga con gran dote de realidad, estando el autor muy documentado a lo largo de toda la narración.
Me gustan los libros con los que aprendo algo. En este he llegado a acercarme a la mitología y a la forma de vida de los vikingos, conociendo más de ellos, de sus barcos y formas de guerrear.
He de hacer notar al lector que este libro no alcanza a detallar el ambiente de la Sevilla del momento tanto como en mi anterior libro leído, La Leyenda de Ladrón, pero por el contrario narra la historia de la invasión vikinga con gran dote de realidad, estando el autor muy documentado a lo largo de toda la narración.
Breve resumen histórico para mejor ambientar la lectura del libro...
A mediados del siglo IX Sevilla fue atacada en dos ocasiones por los
vikingos.
Los vikingos eran un pueblo originario de Escandinavia. Aparecen en Europa
hacia el 793 concretamente en Inglaterra, Irlanda y Francia. Juraron lealtad al
rey de Francia (Carlos el Simple) y recibieron de él lo que posteriormente
sería el Ducado de Normandía.
Sus primeros contactos con la Península Ibérica serían a mediados del siglo
IX concretamente en la costa cantábrica donde pretendían apoderarse de algunos
puertos que le sirvieran de base de operaciones para futuras incursiones. Desde
aquí se lanzaron hacia Lisboa donde el ejército del emir Abderramán II no pudo
detenerlos al no estar preparados para este tipo de ataques por mar. Los
cronistas árabes que recogen el más terrible ataque normando contra al Andalus
mencionan que el número de sus barcos rondaba los ochenta, de los que cincuenta
y cuatro eran de grandes dimensiones y los otros restantes más ligeros.
Desde la costa portuguesa se dirigieron hacia el sur y a fines de
Septiembre del 844 ya se habían hecho con Qabpil, Isla Menor en Cádiz, y
remontaban el Guadalquivir en dirección a la rica y codiciada Sevilla. Se sabe
que cuatro naves se desviaron hacia Coria del Rio donde dieron muerte a todos
sus habitantes para despejar el camino hacia la ciudad.
Las autoridades, asustadas ante la brutalidad vikinga, huyeron dejando a
Sevilla con pocos efectivos y sin un líder que pudiera dirigir la defensa.
Durante siete días saquearon la ciudad, asesinando sin piedad y condenando a la
esclavitud a los pocos supervivientes que quedaron. Durante dos meses camparon
a su antojo sembrando el pánico entre los andalusíes hasta que fueron
derrotados por Abderramán II en la Batalla de Tablada que se saldó con más de
mil normandos muertos, cuatrocientos prisioneros que fueron decapitados y unos
cuantos supervivientes que huyeron hacia la costa atlántica.
Tras la derrota normanda las
murallas de Sevilla se reforzaron y se repararon todos los daños causados por
el ataque y el saqueo. Quince años después, en el 859 Sevilla volvió a ser
atacada, pero la respuesta del emir fue dura y contundente, mientras numerosas
fortalezas vigilaban el mar. Desde entonces los vikingos no volvieron a atacar
Sevilla.
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